Las negociaciones en torno a los contratos colectivos de los trabajadores mineros se centrarán en un incremento mínimo del seis por ciento.

Sergio Beltrán Reyes, secretario de Actas del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, explicó que cada año se busca que la negociación del contrato colectivo parta de la inflación registrada el año anterior.

Según estimaciones, México cerró el 2017 con un nivel inflacionario del 6.63 por ciento, y será a partir de esta cifra que partan los emplazamientos a huelga de las diferentes secciones del sindicato a partir de la primera semana de febrero.

Si bien 2018 se perfila como un año complejo, debido a que el precio de los metales arrancó por debajo del precio deseado, Beltrán Reyes afirmó que las empresas en Durango siguen siendo rentables y por ello esperan que las negociaciones lleguen a buen puerto en beneficio de los trabajadores.

En Durango, se negocian cada año unos 185 contratos con diferentes empresas mineras.

Sobre las violaciones al contrato colectivo de trabajo de 2017, el Secretario de Actas enfatizó que fueron mínimas.

"Trabajamos bien en el 2017, cerramos prácticamente con un incremento global de un 20 por ciento, un 12 por ciento en lo que es revisión de prestaciones y un ocho por ciento directo al salario", esto como promedio en la mayoría de las secciones sindicales que representa el sindicato de Napoleón Gómez Urrutia.

Con este antecedente, esperan que el contrato colectivo de 2018 se firme en condiciones, si no superiores, al menos en el mismo nivel para los trabajadores de las minas en la entidad.

Aunque no debería, Beltrán Reyes reconoció que deberán batallar con la incertidumbre que genera el hecho de que sea un año electoral.

DESOCUPACIÓN

El Secretario de Actas refiere que en general, a pesar de la baja en el precio internacional de los metales, no se ha tenido desocupación de personal en la mayoría de las minas de la entidad.

Añadió que los casos como el de Guanaceví, donde se reportan al menos 150 empleos perdidos, suceden en aquellas empresas donde no hay representación sindical.

Es común, dijo, que al final del año las empresas mineras decidan reducir su plantilla de trabajadores como una forma de evadir las obigaciones para con los mismos obreros.

Al despedir a un gran número de personas se ahorran en el pago de aguinaldos y otras prestaciones, para luego contratar en enero a un igual número de trabajadores.

En el caso del sindicato, apuntó, el pago de prestaciones está bien establecido.