No las trae todas consigo Napoléon Gómez Urrutia y siguen los problemas tanto personales como laborales.

El gremio que dirige desde el exilio se debilita gradualmente.

Se comprueba que un sindicato de trabajadores mexicanos no puede ser conducido desde el extranjero por un dirigente para unos, para otros un prófugo de la justicia.

Es del dominio público que Napoleón quiere que sindicatos americanos y canadienses entren a suelo mexicano para desestabilizar la paz laboral que actualmente se vive a nivel nacional.

Cabe señalar que Gómez Urrutia acusó en días pasados de sufrir persecución política, pero un hecho real es que hasta el momento no se sabe el destino de 55 millones de dólares.

También no hay que olvidar que perdió la titularidad de la representación de una sección más en Caborca, Sonora, en donde la votación de los mineros fue apabullante en contra de Napoleón.

Un dato que complica más el panorama para el líder minero es que no le fue renovado el pasaporte en Canadá por la leyenda que aparece ‘posible arraigo’ en el sistema de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Lo anterior para Napoleón le sirve de argumento para expresar que violan sus derechos al impedirle regresar a México.

Seguramente conforme pasen los días irá saliendo a relucir más hechos sobre este caso, pero es indudable que Gómez Urrutia al criticar la labor del secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, no le abona en nada para su causa.

La gestión de Navarrete Prida es de resaltar, leal e institucional, y a diferencia de muchos, en vez de hablar deja que los resultados avalen su trabajo, una virtud que no todos tienen.

Como lo expresó en días pasados Navarrete, en lo que va de la presente administración ninguna huelga laboral se ha presentado, y eso es de alabar, pésele a quien le pese.