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Internacional , 16 de Agosto de 2017
El oro sigue siendo el activo más rentable
El oro sigue siendo el activo más rentable
 
Basta con nombrar la palabra oro para que nuestros sentidos se activen. Y es que a lo largo de la historia el ser humano siempre ha sentido un interés, en ocasiones obsesivo, por este metal precioso. En algunas civilizaciones el oro se ha utilizado como protagonista de ritos mágicos y religiosos; también ha sido y es un metal codiciado en el mundo artístico por su belleza, o se ha utilizado y se utiliza como artículo de trueque para obtener sal y otros comestibles entre los pueblos africanos. El oro siempre ha sido un símbolo de poder en la mayoría de las culturas y a día de hoy sigue siéndolo.

Actualmente el oro mantiene un papel clave en el comercio tanto nacional como internacional y son muchos los que lo ven como una inversión segura. El principal motivo es que, aunque el precio del oro es flexible, pocas veces lleva a la quiebra ¿Por qué? La respuesta la encontramos en la propia economía y en la conocida ley de la oferta y la demanda. Cuando el precio del oro sube, nuevos proyectos relacionados con este metal se ponen en marcha y eso hace que aumente también su producción. Como resultado se crea un desequilibrio entre la oferta y la demanda, los precios pueden seguir aumentando y ello conduce a nuevos proyectos. El ciclo vuelve a comenzar.

El oro al alza

Actualmente el precio del oro está en un momento de subida. Los expertos aseguran que la cantidad promedio de oro que se produce cada año es muy pequeña comparada con las toneladas de metales primarios que se extraen anualmente y es menor, por tanto, que la que se necesita. La demanda se reparte principalmente en cuatro áreas: joyería, tecnología, inversión y bancos centrales. De hecho, las entidades bancarias mantienen grandes reservas de oro porque se ha convertido en un activo cotizable y un valor refugio que suele mantener su valor en momentos convulsos.

¿Cómo invertir en oro?

¿Pero de qué manera se debe invertir? Conviene saber que hay varias maneras de comprar y vender este metal. El método tradicional, por ejemplo, es comprando y vendiendo el oro de forma física, a través de lingotes. Es también la forma más costosa ya que conlleva gastos de almacenamiento y, a veces, elevados los costes de transacción.

Otra opción es recurrir a los llamados fondos negociables en el mercado (ETF según sus siglas en inglés). Para muchos es el método más simple y rentable para los inversores privados. Estos fondos se utilizan para hacer un seguimiento del precio del oro en mercados globales y tienen la ventaja de ser un instrumento líquido, con un bajo coste de transacción.

Otros apuestan por los CFDs (Contratos por Diferencia) sobre oro. Al igual que ocurre con los ETFs, este tipo de transacciones son rápidas y con costes reducidos. Eso sí, los inversores que se decanten por ellos deben saber usarlos con cuidado para evitar que las pérdidas superen las ganancias. Afortunadamente cuentan con asesores online para informarse del precio del oro. Lo mejor de los CFDs es que se comportan de forma flexible; con ellos es posible obtener ganancias tanto cuando el precio del oro sube como cuando baja.

Por último, el comercio del oro también se realiza mediante la compra o venta de acciones relacionadas con la producción del metal. En este caso los beneficios sí están más ligados al precio por lo que conviene tener en cuenta factores como los niveles de producción, márgenes de ganancia y otros datos de la acción.

¿Cuál será el futuro del oro? En los mercados la certidumbre no existe. Para saber cómo se comportará este metal precioso hay que analizar varios factores, como la demanda, los tipos de interés, la inflación, las tensiones financieras y políticas y el dólar. De lo que no hay duda es de que el oro siempre ha sido una buena inversión.
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