Luego de haber escuchado a Draghi y Yellen en el simposio Jackson Hole, cierto ambiente de tranquilidad se respira en los mercados. Estados Unidos repunta a tranco firme y parece haberse asumido que el retiro del QE3 no cambiará el desempeño positivo de las cifras fundamentales (desempleo, inflación, etc.), mientras que en Europa las cosas podrían comenzar a mejorar de la mano de nuevos estímulos. Los índices accionarios han reaccionado bien alcanzando incluso nuevos niveles históricos o simplemente volviendo a tendencias marcadamente alcistas desde el punto de vista técnico.

Las dudas ahora se posan sobre un instrumento que, al contrario de lo que se ve, se aprecia con la inflación, el desempleo, la incertidumbre y la indeterminación: El ORO. Este instrumento es uno de los commodities más operados y hoy por hoy se debate a la hora de definir su tendencia de largo plazo.

Desde el punto de vista fundamental el repunte del oro está algo difícil y, probablemente, el impulso alcista de corto plazo del día de hoy se debió a las cifras deficientes de compra de bienes durables en Estados Unidos y a la reactivación del conflicto que involucra a Ucrania y Rusia. A pesar de esto, la confianza de los consumidores en Estados Unidos y el bajo peso otorgado por el mercado a la crisis bélica en Europa del Este contrarrestaron las alzas ubicando nuevamente al instrumento por debajo de la media móvil simple de 200 periodos (MVA-200) en gráficos diarios que contribuye a determinar tendencias. Solo un cierre diario por sobre este nivel nos haría cambiar de sesgo.


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